Si has de pasar una auditoría, al menos, aprovéchalo

Las auditorías de calidad son vistas como un examen y tienen, en términos generales, muy mala fama. Seguro que muy merecidamente.
Sin embargo, bien enfocadas, son una excelente oportunidad para impulsar la mejora continua en una empresa. Sí, sí, ya sé que esto suena a “Perogrullo” y parece teórico.

En la mayoría de casos las auditorías internas se perciben como un “mal necesario” para obtener o mantener la certificación ISO 9001 (por citar una norma de ejemplo). Si queremos que realmente aporten valor, es clave cambiar el enfoque: debemos conseguir “adaptar” los requisitos de la norma a la realidad de la organización, y no al revés. Y, también y muy importante, debemos contar con auditores que tengan un punto de vista de gestión, y que no sean “auditores puramente normativos”.

Una auditoría efectiva no solo verifica el cumplimiento de procedimientos y requisitos, sino que identifica riesgos, ineficiencias y oportunidades de mejora. Algunos ejemplos (aplicables a empresas de servicios e industriales): una auditoría bien realizada puede revelar cuellos de botella en la producción, identificar flujos no eficientes, trabajos innecesarios o detectar la falta de formación en ciertos procesos. También puede evidenciar problemas en la gestión de quejas y reclamaciones, en la comunicación interna y mejorar el diseño (o llegar a eliminar) esos típicos miles de Excels que se utilizan por toda la empresa y que, en muchas ocasiones, ayudan a tener controlado el proceso.

Para lograrlo, es fundamental que los auditores tengan esa cultura de “mejora de la gestión”. Y, me sabe mal decirlo, pero pocos la tienen. Las recomendaciones deben ser aplicables y alineadas con el negocio, la organización y con los objetivos estratégicos de la empresa… sí, sí, y luego ya veremos cómo, con lo anterior, además cumplen con los requisitos de la norma. Esto ayudará a que los responsables de la empresa vean la auditoría como una oportunidad de aprendizaje, y no como una simple inspección fiscalizadora.

Al “adaptar la norma a la empresa”, las auditorías se convierten en un aliado para la mejora continua. Esto no solo aumenta la eficiencia operativa, sino que también mejora la satisfacción del cliente y fortalece la cultura de calidad en todos los niveles de la organización. En definitiva, una auditoría bien aprovechada puede marcar la diferencia entre una certificación burocrática y una verdadera ventaja competitiva. Y, ya que te vas a gastar el dinero, ¡mejor aprovéchalo al máximo!

Y sí, es exactamente lo que estás pensando: en Avantium disponemos de este tipo de auditores internos que marcan esta diferencia.

This entry was posted on Monday, September 15th, 2025 and is filed under 01. Todos los artículos. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

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